La Ruta Viva, una arteria vital que conecta Quito con el valle de Tumbaco y el aeropuerto Mariscal Sucre. Se ha visto afectada por una creciente ola de inseguridad, preocupando a quienes la utilizan regularmente.
Incremento de incidentes críticos
En los últimos meses, los reportes de accidentes, robos e incluso intentos de secuestro han aumentado de manera alarmante. Los usuarios denuncian experiencias cada vez más violentas, lo que ha generado un clima de nerviosismo entre la población.
Respuesta de las autoridades
A pesar de las denuncias recurrentes, el comandante del Distrito Tumbaco, Marco Enríquez, indica que la Policía no ha registrado estos eventos. Para abordar esta situación, se implementa un aumento en la presencia policial, con la incorporación de más patrulleros y motocicletas a lo largo de la vía.
Nuevas modalidades de robo
Una preocupante tendencia son los ataques con ‘miguelitos’, dispositivos que perforan neumáticos para forzar a los conductores a detenerse y ser víctimas de robos. Guillermo Herrera, residente de Cumbayá, casi cayó en esta trampa cuando regresaba a casa una noche, salvándose por poco.
Casos documentados y viralización
El testimonio de Xavier Flores, quien evitó ser víctima de un robo tras ignorar a supuestos policías en Yanazarapata, ejemplifica los peligros que enfrentan los usuarios nocturnos. Además, casos como el intento de secuestro grabado en video el 22 de junio han generado alarma generalizada, destacando la vulnerabilidad de los usuarios.
Factores contribuyentes
Según líderes comunitarios de Cumbayá, el aumento del tráfico vehicular y la falta de iluminación adecuada facilitan los delitos en la Ruta Viva, convirtiéndola en un blanco frecuente para los criminales.
Accidentes y operativos de seguridad
Además de la inseguridad, la vía enfrenta problemas de seguridad vial, con 32 accidentes reportados desde principios de año, resultando en una muerte y varios heridos. Autoridades locales como la Agencia Metropolitana de Tránsito (AMT) y la Policía están intensificando los operativos para garantizar la seguridad de los más de 60,000 vehículos que circulan diariamente por esta ruta vital.
Desafíos en la concesión y futuro de la ruta
Finalmente, la incertidumbre en torno a la concesión de la Ruta Viva para finales de 2024 refleja las dificultades adicionales que enfrenta la gestión y mantenimiento de esta vía crucial para la ciudad. Aunque el proceso de concesión ha tenido un interés menor del esperado, las autoridades están evaluando intervenciones para evitar un deterioro mayor.
En resumen, la situación en la Ruta Viva de Quito requiere de una acción coordinada entre entidades gubernamentales y la comunidad para abordar efectivamente los desafíos de seguridad y mejorar las condiciones para todos los usuarios.
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