La incertidumbre económica y los desafíos sociales en todo el mundo han elevado la necesidad de la prevención financiera y la búsqueda de seguridad para la población. En este contexto, la crisis del costo de vida se presenta como el riesgo más destacado a corto plazo a nivel global, según el Reporte Global de Riesgos 2023 de Zurich. Este riesgo amenaza con afectar de manera desproporcionada a aquellos que tienen menos recursos para enfrentarlo.
La crisis del costo de vida se define como un escenario en el que los gastos esenciales para mantener un nivel de vida básico aumentan significativamente, mientras que los ingresos no siguen el mismo ritmo o, en ocasiones, disminuyen. Esto tiene un impacto directo en el acceso a viviendas, alimentos, energía, transporte y otros elementos esenciales para la vida diaria.
Factores agravantes y su impacto en la población
La crisis del costo de vida no se desarrolla en aislamiento, ya que puede verse acentuada por otros riesgos, como desastres naturales, tensiones geoeconómicas y la falta de medidas para mitigar el cambio climático. Problemas actuales como interrupciones en las cadenas de suministro pueden desencadenar inflación y aumentos en las tasas de interés, lo que conlleva un mayor riesgo de problemas de deuda y una desaceleración económica sostenida.
Según el informe, aproximadamente el 90% de los bancos centrales a nivel mundial incrementaron las tasas de interés en 2022, y las tasas hipotecarias alcanzaron su nivel más alto en más de una década, dificultando el acceso a la vivienda para la población en general.
Además, se presenta el desafío de mitigar el cambio climático, y aunque se reconocen los riesgos, el reporte sugiere que las medidas existentes en esta área resultan ineficaces según el 70% de la población.
Protección financiera como salvaguardia
Ante este panorama y el riesgo latente de una crisis del costo de vida, contar con un sólido respaldo financiero se convierte en una necesidad imperante. La adopción de medidas preventivas, como la inversión en seguros, emerge como un componente fundamental para la estabilidad financiera a nivel individual y familiar.
Los seguros ofrecen una red de seguridad vital que protege contra pérdidas económicas inesperadas. Las pólizas de seguro de vida, salud y propiedad ofrecen una salvaguardia financiera en situaciones críticas, brindando acceso a asistencia para gastos médicos, daños a la propiedad y proporcionando un apoyo vital en caso de fallecimiento.
Además, los seguros pueden funcionar como una herramienta de mitigación de riesgo de deuda en un entorno de tasas de interés crecientes, asegurando un flujo constante de ingresos para cubrir las obligaciones financieras esenciales en momentos adversos.
Estos productos son esenciales para la planificación financiera integral, siempre y cuando permitan evaluar y ajustar regularmente las coberturas en función de las necesidades cambiantes. Esto habilita a individuos y familias a estar preparados para enfrentar situaciones adversas, incluso cuando son inesperadas.
La crisis del costo de vida es un riesgo de gran relevancia que demanda una respuesta inmediata y un cambio en la conciencia tanto de las empresas como de las familias. En este contexto, la seguridad financiera y la gestión proactiva de riesgos se vuelven esenciales para establecer una base sólida que permita abordar los desafíos económicos y sociales que se avecinan.
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