Durante su discurso en la 78.ª sesión plenaria de la Asamblea de las Naciones Unidas (ONU), el presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, afirmó que la creciente violencia en su país se origina en el “impacto negativo que ha tenido en los recursos financieros de los delincuentes”.
El mandatario destacó los logros de su gobierno en la confiscación de drogas, subrayando que en tan solo dos años se incautaron más de 500 toneladas, una cifra significativamente superior a la de administraciones anteriores.
Lasso señaló que el crimen organizado transnacional, al que su administración combate, es un sistema corrupto y homicida que se infiltra en la sociedad y el Estado, desafiando la estabilidad democrática de las naciones.
La violencia en Ecuador ha alcanzado niveles alarmantes, y el presidente recordó en la Asamblea General de la ONU el asesinato sin precedentes del candidato presidencial Fernando Villavicencio el 9 de agosto, fuera de un auditorio escolar en el norte de Quito, mientras salía de un mitin de campaña.
Lasso describió a Villavicencio como “un ecuatoriano lúcido y valiente que denunció abiertamente las actividades del crimen organizado y su conexión con la mafia política”.
La violencia y la inseguridad han aumentado significativamente en Ecuador en los últimos años, manifestándose en las calles y en las prisiones del país. En 2022, Ecuador experimentó su año más violento, con 4,823 homicidios intencionales en un año, lo que representa una tasa de 26.68 asesinatos por cada 100,000 habitantes; y este año se prevé aún peor.
Este escenario contrasta con lo que ocurrió hace pocos años. Según datos del Banco Mundial en 2017, cuando Rafael Correa concluyó su mandato presidencial y Lenín Moreno asumió el cargo, Ecuador tenía una tasa de 6 homicidios intencionales por cada 100,000 habitantes.
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