El Hospital Carlos Andrade Marín (HCAM), el segundo más grande del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), maneja adquisiciones que suman 236,2 millones de dólares entre 2016 y 2024. Estas compras se realizan principalmente a través de subastas inversas electrónicas, un mecanismo pensado para generar competencia entre proveedores y, por ende, ahorro para el Estado y los aportantes. Sin embargo, las cifras reflejan un problema estructural. La mayoría de estas subastas se adjudican con poca o ninguna competencia. Esto limita significativamente los beneficios económicos esperados.

Subastas inversas: ¿un mecanismo efectivo?
El modelo de subasta inversa busca que los proveedores compitan ofreciendo precios progresivamente más bajos para productos y servicios. Estos deben cumplir con especificaciones técnicas definidas. En teoría, esto debería generar ahorros sustanciales para las entidades públicas. Pero en el caso del HCAM, el 36,1 % de los contratos firmados entre 2016 y 2024 se adjudicaron sin puja. Es decir, con un único oferente calificado por las comisiones del hospital. Además, el 25,1 % de los contratos contaron con solo dos oferentes. En conjunto, más del 61 % de los contratos se adjudican con uno o dos oferentes. Esto revela una competencia muy limitada.
Consecuencias de la poca competencia
La falta de competencia en las subastas repercute directamente en el ahorro que logra el HCAM. El principal proveedor, Maximamedical Cia., ha recibido 109 contratos en ocho años que suman 13,2 millones de dólares. Sin embargo, su ahorro promedio apenas alcanza el 5,6 %, cifra inferior al promedio general de las subastas. Además, el 46,7 % de los contratos otorgados a esta empresa se realizaron sin puja. Esto indica que fue la única habilitada para ofrecer sus productos o servicios. Por ello, se elimina la posibilidad de una subasta competitiva.
Competencia y ahorro: la excepción que confirma la regla
Cuando las subastas cuentan con una mayor cantidad de oferentes, el ahorro es considerablemente mayor. Por ejemplo, las subastas con la participación de ocho oferentes alcanzan un promedio de ahorro del 30 % sobre el valor referencial. Sin embargo, estas subastas competitivas representan apenas el 1 % del total de contratos adjudicados. Esto evidencia que la mayoría de las compras no se benefician de un mercado competitivo robusto.
Raíz del problema: mafias hospitalarias y falta de sanciones
La problemática va más allá de la simple falta de competencia. Durante la pandemia, se evidenció la existencia de mafias hospitalarias vinculadas a sobreprecios y adquisiciones irregulares. A pesar de ello, la falta de sentencias judiciales mantiene a los mismos funcionarios en sus cargos, perpetuando estas prácticas poco transparentes.
Rol de los funcionarios y comisiones calificadoras
Una responsabilidad importante recae sobre los funcionarios del HCAM en puestos directivos y las comisiones calificadoras. Son ellos quienes determinan qué oferentes son habilitados para participar en las subastas. En lugar de favorecer una amplia competencia, frecuentemente habilitan solo a uno o dos oferentes. En ocasiones elaboran términos de referencia direccionados que limitan la participación. Esto afecta la transparencia y eficiencia del proceso.
Intervención del Estado y medidas en curso
Ante esta situación, en abril pasado el Bloque de Seguridad intervino el Hospital Carlos Andrade Marín debido a supuestas amenazas contra su personal. El ministro del Interior, John Reimberg, anunció que un equipo de élite permanecerá en el hospital para investigar y esclarecer el origen de estas amenazas. Además, buscan fortalecer la seguridad. Esta acción refleja la gravedad del contexto institucional y la necesidad de tomar medidas contundentes. El objetivo es mejorar la gestión y transparencia en las adquisiciones del hospital.
Fuente: Expreso
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