En las últimas semanas, los habitantes de Guayaquil han sido testigos de un incremento notable en el precio del plátano verde, un alimento básico en la dieta ecuatoriana. Este plátano verde sube sin parar, lo que antes era una compra cotidiana accesible, hoy representa un gasto más pesado para los hogares, especialmente en sectores populares. Comerciantes y consumidores coinciden: ya no es posible obtener cinco o seis plátanos por un dólar; ahora, apenas se compran tres unidades medianas por el mismo monto.

La escasez del producto: una consecuencia multifactorial
El alza del precio no responde a un solo factor, sino a una combinación de elementos que han afectado directamente la oferta del producto en mercados locales como el de Mucho Lote 2. Según comerciantes y productores de provincias agrícolas como Los Ríos, las causas se resumen en tres aspectos principales:
- Condiciones climáticas adversas: Las lluvias torrenciales y los fuertes vientos registrados en los últimos meses han deteriorado las plantaciones de plátano verde. Esto ha provocado pérdidas considerables y ha limitado la cosecha.
- Presencia de plagas: Enfermedades como la sigatoka y el moko han impactado negativamente en los cultivos, disminuyendo considerablemente su productividad. El control fitosanitario en algunas zonas ha sido insuficiente para contener la propagación.
- Prioridad a la exportación: Con los precios internacionales por caja más atractivos que los ofrecidos en el mercado nacional, varios productores han redirigido su producción al extranjero. Esto ha reducido la oferta interna y, por ende, ha contribuido al encarecimiento del producto.
El impacto económico y social
Este fenómeno no solo afecta al consumidor final en sus hábitos alimenticios, sino también a quienes dependen del verde como parte fundamental de sus ingresos. Tal es el caso de pequeños emprendimientos gastronómicos que ofrecen platos típicos como bolones, tortillas y tigrillos.
Cinthia Herrera, una emprendedora guayaquileña que comercializa comida tradicional los fines de semana, señala que mantener los precios anteriores ya no es viable. “Los márgenes de ganancia se han reducido muchísimo. Si subo los precios, pierdo clientes; si no los subo, trabajo a pérdida”, explica. Esta situación refleja un problema mayor: la vulnerabilidad de los pequeños negocios ante fluctuaciones repentinas en el costo de insumos esenciales.
Estrategias para enfrentar la crisis
Frente a esta realidad, expertos en consumo y economía familiar recomiendan adoptar ciertas medidas para mitigar el impacto:
- Preferir mercados mayoristas: Allí, el precio por unidad o racimo puede ser más competitivo que en tiendas de barrio.
- Buscar sustitutos alimenticios: Alimentos como la yuca, el zapallo o la avena pueden ser opciones viables en muchas preparaciones tradicionales.
- Comprar por racimo completo: Aunque representa una inversión mayor inicial, adquirir por racimo puede rendir más a largo plazo y reducir el costo por unidad.
Estas estrategias permiten no solo mantener el acceso a una alimentación equilibrada, sino también brindar cierto respiro a los presupuestos familiares golpeados por esta subida de precios.
Una situación que requiere vigilancia
La evolución de este fenómeno dependerá, en gran medida, de cómo se comporten las condiciones climáticas y del manejo agrícola que se aplique en los próximos meses. Si bien el plátano verde continúa siendo un componente esencial de la dieta costeña, su encarecimiento pone en evidencia la fragilidad de las cadenas de suministro alimentario ante eventos naturales y decisiones comerciales.
Mientras tanto, la ciudadanía se ve obligada a replantear sus hábitos de consumo y a adaptarse a una realidad que, al menos por ahora, no tiene solución inmediata.
Fuente: Expreso.ec
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