En 2024 nacieron únicamente 160.000 niños y niñas en el país, una cifra alarmante que representa la más baja desde 1990. Esta disminución sostenida en los nacimientos implica mucho más que una tendencia demográfica: se está convirtiendo en un fenómeno económico de alto impacto. El hecho de que haya menos bebés en Ecuador ya genera efectos tangibles y anticipa transformaciones estructurales a mediano y largo plazo.
Consecuencias económicas inmediatas y futuras
El economista Vicente Albornoz, decano de la Facultad de Economía y Administración de la UDLA, advierte que el número de nacimientos en 2024 representa una caída del 39% en comparación con el año 2000, cuando se registraron más de 360.000 nacidos vivos. Desde 2019, la reducción ha sido más acelerada, consecuencia de cambios socioculturales, económicos y decisiones personales que, aunque individuales, tienen un profundo efecto colectivo de tener menos bebés en el país.
Este fenómeno repercute directamente en sectores como el de pañales, fórmulas lácteas, ropa infantil, servicios de pediatría y guarderías. Si hay menos bebés en Ecuador, inevitablemente habrá menos demanda de estos productos y servicios. De hecho, en apenas dos años, se prevé una reducción significativa en el número de niños en educación inicial, y en 20 años, una menor fuerza laboral.
Envejecimiento demográfico y sostenibilidad del sistema
La baja natalidad también está empujando al país hacia un envejecimiento poblacional. Según el economista Andrés Rodríguez, la generación nacida en 2024 será más pequeña y deberá sostener a una población adulta mayor creciente. Esta transición demográfica es silenciosa pero profundamente disruptiva, especialmente si la tendencia de menos bebés sigue a largo plazo en Ecuador.
Actualmente, el 70% del presupuesto del IESS se destina a pensiones, una carga que solo tres millones de trabajadores formales con afiliación pueden sostener. Si continúan naciendo menos bebés en Ecuador, el sistema de pensiones enfrentará desafíos crecientes, mientras se reducen las contribuciones y aumentan las obligaciones.

Un cambio estructural sin precedentes
El dato del INEC confirma que Ecuador se encamina hacia una transformación demográfica crítica. Tener menos bebés en Ecuador implica que las futuras generaciones serán más reducidas, afectando la economía, la educación, el mercado laboral y el sistema de seguridad social. Aunque este cambio no aparece en las portadas, es un fenómeno profundo que está moldeando silenciosamente el futuro del país.
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